La Transdisciplinariedad en el desarrollo y detención del talento deportivo

Centrando nuestro enfoque macroscópico, el estudio de las manifestaciones de la motricidad humana ha sido uno de los núcleos de interés donde este choque se ha visto evidenciado. La polisemia terminológica, la indefinición del objeto de estudio, la problemática en la consolidación dentro de la comunidad universitaria, la vertiente artesanal del conocimiento... Sin embargo, algunas de estas cuestiones que han frenado la consolidación de las conocidas Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, son fruto de esta malentendida (premeditadamente o no) confrontación dialéctica.
Esta cuestión abre el debate sobre hasta qué punto las limitaciones en el entendimiento disciplinar, tal y como conocemos el enfoque del actual paradigma científico, no sólo frenan, sino que además constituyen un caldo de cultivo donde perder de vista el objetivo al que debe contribuir el estudio de la motricidad humana: La mejora de la comprensión que tenemos sobre nosotros mismos en este área. En este sentido, es necesario entender que la tendencia disciplinar no garantiza en sí misma la comprensión de nada concreto, su importancia no radica en el sumatorio de sus conocimientos, sino en las relaciones producidas entre ellos.
La intersección entre los diferentes campos del saber, sin un planteamiento coordinado, es un conjunto vacío pleno de incompetencia. No es tan descabellado pensar que al igual que puede optimizarse el conocimiento de las propias disciplinas, podría optimizarse la relación entre ellas. Es en este punto donde tienen su nacimiento los conceptos de interrelación disciplinar, que posibilitan el estudio de la intersección entre sus teorías y planteamientos: Multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y, en otro sentido, la transdisciplinariedad.
Para abordar el concepto de transdisciplinariedad, es necesario revisar la influencia de la comprensión de las relaciones disciplinares al estudio de las manifestaciones de la motricidad humana; al final de la década de los ochenta, se enunciaban como el conjunto de conocimientos y técnicas que componen la actividad física, las cuales pueden organizarse en el contexto de las ciencias mediante la estructura denominada Ciencias de la Actividad Física.
En los años noventa, se definió que el estudio de las ciencias de la actividad física, queda entroncado mediante diferentes áreas científicas de estudio. Según esta definición, la actividad física y el deporte son abordados multidisciplinarmente, desde los conceptos y métodos de las disciplinas con las cuáles se relaciona, abordándose las vicisitudes de las manifestaciones motrices, desde el continuo que ofrecen las perspectivas aplicadas de cada una de estas disciplinas.
El concepto de ciencias de la actividad física y del deporte ha sido, durante mucho tiempo y por tradición, el conjunto vacío comprendido entre las disciplinas que han interaccionado entre sí: Física, Biología, Psicología, entre otras. La constitución como conjunto vacío es debido a la indefinición del objeto de estudio al referirnos a manifestaciones motrices, donde todas las disciplinas, como se ha visto con anterioridad, tienen algo que decir, cada una bajo su prisma y método, sin necesidad de colaborar entre ellas.
El concepto transdisciplinar establece sus raíces, por tanto, en las limitaciones del cuerpo de relación entre disciplinas, estableciendo un estado paradigmático que trasciende a las mismas. En este sentido, la transdisciplinariedad es una concepción global de la conexión última entre todas las disciplinas.
Desde esta perspectiva, no sólo la ciencia, sino que todas las actividades humanas, en este caso las actividades físicas y deportivas, parecen responder a un todo unitario, parte de la unidad universal, siendo por esto mismo, que los conceptos unidad  y diversidad no deben entenderse como opuestos, sino como complementarios.
De esto se desprende que, la detención y el desarrollo del talento deportivo es un modelo percibido de forma total (sistema), organizado en un gran número de partes interconectadas que interactúan entre sí, donde el concepto de transdisciplinariedad, se vincula como un constructo articulado en la interconexión de conceptos y modelos, preocupado por la relación entre ellos y no en la definición de un objeto que estudiar con los mismos, dado que su particular objeto de estudio es la realidad en sí misma.
Concebida de esta manera, la transdisciplinariedad propone para este proceso deportivo, un proceso holístico, que subordina el concepto de disciplina, considerando la dinámica de sistemas, en donde se integra las ciencias naturales, sociales y de salud en un contexto humanístico, transcendiendo cada uno de sus límites disciplinares tradicionales, respectando al tratamiento de una cuestión entre disciplinas, a través de diferentes disciplinas y más allá de todas ellas. La meta es la comprensión del mundo presente en el deporte, y lo imperativo es la unificación del conocimiento.

En la preparación deportiva transcurren en relación a la preparación cronológica a largo plazo, de 4 a 8 años entre el comienzo y la participación regular a nivel competitivo. Estos años presentan una gran importancia desde el punto de vista pedagógico debido a:
-       El esfuerzo de los niños en su actividad curricular escolar.
-       Los cambios dinámicos de su vida emocional
-       Las crisis de la adolescencia
-       El dilema estudio o deporte
-       La adaptación y aceptación social
Las selecciones realizadas con un solo corte o muestra, descartan a los niños de maduración tardía, alejando a muchos niños de la práctica activa del deporte. Las pruebas de selección presentan un peso excesivamente biológico, no atendiendo los factores psicológicos, intelectivos ni pedagógico-metodológicos. La participación precoz en competiciones formales, fija en el niño modelos técnicos de nivel relativamente bajo, que luego no podrán llegar al nivel necesario o potencial por la unilateralidad de las cargas.
El talento, tanto general como especial, no tiene una característica homogénea, a interacción entre talento y personalidad presenta un rol fundamental en el resultado de la especialización. Debe rechazarse el concepto reduccionista, por el cual el talento deportivo está constituido solamente por las capacidades físicas, y que la personalidad es un fenómeno accesorio, pedagógicamente modificable.
 Por lo tanto toda influencia externa que cause daño a la personalidad podrá tener como consecuencia, que lo que un individuo prometa en el nivel físico y biológico, quede solamente como una promesa. Se necesitan estrategias educativas que, junto con el análisis y la solución de los problemas motores relativos a la especialización en el deporte preescogido, exijan continuamente al deportista la generalización, la síntesis y la adquisición de valores, cuya validez pueda ser analizada.
Se aplican y hacen aplicar estrategias que estimulan al deportista a razonar siempre, críticamente, pero, simultáneamente, de modo objetivo. El entrenador debe estar dispuesto a aceptar el no conformismo, actitudes y comportamientos distintos de los habituales; debe animar la experiencia libre de las opiniones, ideas y puntos de vista del deportista, así como la búsqueda de diferentes caminos para la resolución de los problemas. Los entrenadores que trabajan con deportistas de talento tienen la necesidad de una formación especializada superior, adecuada con sus objetivos.
Ahora bien, para poder beneficiarnos de ellos, debemos hacer un planteamiento gerencial que se aleje del modelo tradicional del deporte de competición y permita el verdadero desarrollo del talento deportivo. Consideramos que el deporte, es un medio de educación y no un fin en sí mismo, por lo tanto, no podemos desconocer todos los aportes de las Ciencias de la Educación Física a la enseñanza del deporte. También reconocemos que el entrenamiento deportivo nos brinda una ayuda importantísima en cuanto a que es a través de sus canales que debemos encarar el proceso de Aprendizaje Deportivo.
Los canales de la Iniciación deportiva a nivel de entrenamiento son:
- La Preparación Física.
- La Preparación Técnica.
- La Preparación Mental.
- La Preparaci­ón Táctica.
Debemos diferenciar en cada uno de estos canales en una forma general (que apunta a una formación global para todos los deportes). Y una forma especial (que apunta a una formación específica para el deporte que haya sido seleccionado). Vere­mos más adelante como estos cuatro canales actúan en las distintas etapas del  Aprendizaje Deportivo, en una forma transversal.
Según mis criterios, estas son las distintas etapas que caracterizan el desarrollo en la iniciación deportiva:
ETAPA DE FORMACIÓN PERCEPTIVA MOTORA: Esta etapa comienza con el nacimiento y se prolonga hasta los nueve años aproximadamente. Se caracteriza por el desarrollo de las capacidades perceptivo-motrices. Esquema Corporal,  Estructuración Temporo-Espacial, Equilibrio, Objeto, Coordinación Dinámica General y Coordinación Senso-Motora.
ETAPA DE FORMACIÓN  DEPORTIVA MULTILATERAL: Esta etapa abarca desde los diez a los trece años. Sus objetivos son: El desarrollo de las más variadas formas de coordinación, y familiarización, con los más diversos elementos y el desarrollo del pensamiento táctico general.
ETAPA DE FORMACIÓN ESPECÍFICA DEPORTIVA: También abarca desde 13 hasta los 18 años. Sus objetivos son: El desarrollo de las destrezas y habilidades específicas, el desarrollo del pensamiento táctico específico, el aprendizaje de las técnicas específicas del deporte elegido. El trabajo se realiza sobre un grupo de deportes con las mismas características; por Ejemplo: Deportes con pelotas de equipo.
ETAPA DE PERFECCIONAMIENTO DEPORTIVO ESPECÍFICO: Abarca desde los 17 -18 años hasta los 20-21  años. Aquí  se profundizan mucho más los objetivos de la etapa anterior y se trabaja casi con exclusividad sobre un solo deporte.
ETAPA DEL RENDIMIENTO PURO: Abarca desde los 20-21 años en adelante. Aquí el deportista está preparado, para rendir al máximo de  sus posibilidades en el deporte que ha elegido y se dedica exclusivamente a éste. La formación de un deportista debe ir necesariamente de lo general a lo específico. Es por esto que en las primeras etapas debe ser un modelo de trabajo global sin especializaciones de ningún tipo, permitiendo que el niño viva la mayor cantidad de experiencias de movimientos posibles. Poco a poco y de acuerdo con las condiciones y elecciones que vaya haciendo el individuo, se irá especificando el trabajo hasta que en la adultez dedique todos sus esfuerzos al rendimiento puro en un solo deporte.
Para efectos del desarrollo y detención del talento deportivo, proporcionare un análisis de forma específica y profunda, del cómo se debe trabajar en las dos primeras etapas, por considerarlas las más importantes.
ETAPA DE FORMACIÓN PERCEPTIVA MOTORA: (De 0-9 Años) Esta etapa nos presenta un gran desarrollo del sistema nervioso junto con una gran capacidad perceptiva; por esto se debe dedicar primordialmente al desarrollo de las capa­cidades perceptivo-motrices. Además no hay desarrollo de las capacidades físicas por el entrenamiento, no hay aprendizaje técnico por más que se entrene ese aspecto. ¿Nos preguntamos qué debe hacer un niño en esta etapa? Correr, saltar, trepar, recibir, arrojar y todas las formas básicas del movimiento. Es necesario brindarle al niño las más amplias, ricas y variadas ex­periencias motrices con la intención de que todo sea recreativo, pero asistemático, estimulando y desarrollando sus capacidades ya mencionadas. Es im­portante que bajo ningún punto de vista olvidemos que el niño organiza su yo, y su propio mundo a través del juego (sobre todo en estas edades). Es decir que el niño aprende jugando; por eso todas las actividades deben ser organizadas en forma de juego.
 ¿Qué cosas no debe hacer el niño en esta etapa?
En esta etapa no debe competir oficialmente, ni debe ser entrenado para ello. El niño debe jugar, con independencia de los resultados. Si bien el niño compite desde su nacimiento y a través de todas sus etapas evolutivas, no olvidemos que el resultado de su juego no le crea ningún tipo de conflicto, más que la natu­ral alegría o tristeza de ganar o perder. Ahora imaginemos que sucederá si a sus simples juegos le organizamos un campeonato con público y padres alrededor de la cancha, periodistas, premios para los campeones, etc. ¿Reaccionaria de la misma manera al ganar o al perder? Tampoco en esta etapa debemos pretender que el niño aprenda gestos técnicos de ningún tipo porque está en un  estadio evolutivo que le impide hacerlo.
Además como ya sabemos, para aprender los gestos técnicos es necesario re­petirlos gran cantidad de veces lo que es sumamente aburrido para el niño, más cuando no tiene resultados. Si nos empeñamos ya desde estas edades en que el niño entrene y compita oficialmente corremos el riesgo de provocarle daños físicos y psíquicos. Hemos visto como adolescentes de 15 y 16 años  que empezaron a competir y entrenar oficialmente desde los 7 y 8 años en los campeonatos sufren el síndrome de saturación deportiva o desinterés por el deporte, y dejan de practicarlo, cuando más deberían hacerlo. De otro lado qué pasa con el niño, que empieza tempranamente (de 6 ó 7 años) a practicar un deporte y a los 15 años se da cuenta de que ese deporte no le satisface y pretende cambiarlo por otro.
¿Podrá hacerlo o se convertirá en otro deportista espectador?
En síntesis, los niños en esta etapa deben jugar a todo, sus tareas deben ser lo más va­riadas, amplias y ricas posibles, pero no se les debe iniciar en el deporte y hacerlos competir oficialmente.
-ETAPA DE FORMACIÓN  DEPORTIVA MULTILATERAL: (Desde los 9- 12/13 años): Esta etapa nos presenta una gran capacidad de movimientos en forma global. No se consigue la inhibición de movimientos, por lo tanto no hay precisión. Es posible el incremento de las capacidades físicas por medio del entrenamiento sistemático. Estamos en la edad de oro del aprendizaje depor­tivo, los niños son capaces de aprender de todo pero siempre en forma global.
¿Qué debe hacer un niño de esta etapa? 
En cuanto a la preparación Técnica: Aprender las técnicas globales de movimiento del deporte.
En cuanto a la Preparación  Física: Desarrollar sus capacidades motoras: resistencia, fuerza, movilidad, equilibrio, velocidad, coordinación, en forma general.
En cuanto a la preparación Mental: Conocer la idea central, las reglas del deporte en cuestión. Aprender a cooperar,  educarse por y para el esfuerzo, y tratar de conseguir el desarrollo de la alegría, en la forma cognitiva.
Por supuesto que todo esto sin perder de vista el desarrollo de los 3 objetivos de la etapa: Desarrollo de los más variados patrones de la coordi­nación; familiarización con los más diversos elementos, desarrollo del pensamiento táctico general. Entre los 9 a 12/13 años, el niño debe jugar a todos los deportes que pueda o estén a su alcance.
El juego sigue siendo en esta etapa el mayor agente para desarrollar los objetivos propuestos por todo lo ya enumerado y fundamentalmente porque nos permite un gran desarrollo del pensamiento táctico, ya sea individual o grupal, que consideramos es por donde se debe comenzar la enseñanza del atletismo, donde se da que todas las situaciones a resolver son diferentes, como el caso de este deporte ya mencionado; que el niño en esta etapa debe jugar también a otro deporte como: voleibol, baloncesto, balonmano, en fin todo lo que esté a su alcance pero en forma general.
Cuanto mayor sea su número de experiencias motrices que acumule el niño en esta etapa, mejores posibilidades de aprender lo específico tendrá en la siguiente. Luego no hay más que combinar todo lo aprendido y almacenado en sus centros nerviosos
¿Qué no debe realizar en esta etapa?
Aprender Técnicas específicas o acabadas de ningún deporte, porque no puede inhibir determinados movimientos que la técnica pura exige sean inhibidas. No debe ser especializado en ningún deporte y mucho menos en algún puesto determinado. No olvidemos que estamos iniciando al niño en el deporte en general y no al deporte que nosotros queremos que practique. Esto significa que si estamos enseñando atletismo, el niño debe jugar a todo, juegos de velocidad, resistencia, con o sin vallas, saltar y lanzar. Tampoco es bueno que en estas edades aprenda sistemas complejos de entrenamiento analíticos, sino los principios básicos que rigen el deporte en cuestión. Es de suma importancia que no compita oficialmente en ningún deporte. Si bien el niño en esta etapa tiene mejores posibilidades de adaptación a los esfuerzos, todavía no está preparado para soportar el "stress" de la competición oficial cuyos inconvenientes he explicado. En el caso del atletismo infantil debemos tratar de adaptar las dimensiones de la pista, no deben competir con los pesos y distancias oficiales de los adultos. De ahí, que vayan cambiando según las categorías durante el desarrollo evolutivo del niño.      
Realizar estas actividades en pequeñas canchas, bien delimitadas por conos o palos, se irán acostumbrando a los límites de una cancha. Es necesario aclarar que cuantas más situaciones  tengan que resolver, más necesidad de aprendizaje (Globales en este caso) tendrán y cuantas más posibilidades técnicas tengan, mejor resolverán las situaciones tácticas que se le planteen. Estamos seguros de que respetando el desarrollo y maduración de los niños, no sólo ayudamos a su educación, sino que estamos formando un verdadero deportista. En la siguiente etapa ya podemos comenzar con la enseñanza de los aspectos técnicos específicos, pero todavía no podemos desarrollarlo en un deporte, aunque ya el niño compita en alguno.
Todavía es necesario brindándole aprendizaje de muchos deportes, por lo menos los de su área de especialidad, para que las posibilidades de combinación que tan amplia base brinda, les sirvan para resolver la mayor cantidad de situaciones con eficacia.
En el presente la actividad deportiva en general adquiere mayor relevancia, reflejándose de esta forma en su tratamiento didáctico, en principio por el reconocimiento social y luego por la cantidad de recursos que puede generar un buen resultado, sobre todo en el deporte de máximo nivel, sin embargo, para alcanzarlo es necesario la puesta en práctica de estrategias, exquisitamente concebidas en las etapas correspondientes a los diferentes niveles de especialización deportiva, donde la selección constituye el proceso previo a la preparación de cada una de dichas etapas.
La importancia de su aplicación radica:
-       En el conocimiento que se logra del grado de correspondencia entre las aspiraciones de los deportistas y/o entrenadores, y las posibilidades reales de lograrlas.
-       En la comprensión sobre las características de los propios sujetos que recibirán las cargas de entrenamiento.
-       En el grado de maduración general del alumno, en dependencia de la lógica de la etapa en la que le corresponda desenvolverse.
El talento, es la inteligencia, la capacidad intelectual, aptitud, capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación, mientras que la selección de un individuo con esas características es un asunto que está presente en múltiples actividades de la vida cotidiana, en el deporte este proceso de estudio integral de las aptitudes, capacidades y habilidades responde a las particularidades tanto de la preparación futura, como a las características de la actividad competitiva.
En tal sentido, la selección constituye un proceso sistemático, a través del cual se identifican las capacidades, habilidades, disposición psicológica y factores sociales que constituyen condiciones necesarias para asimilar las cargas de entrenamiento, afines a los objetivos correspondientes a la etapa de formación en que se encuentre el deportista.
En el tema de la selección se distinguen dos tareas fundamentales, la de organización y la de la puesta en marcha. El aspecto organizativo comprende la selección de todo el instrumento que sostiene al proceso de detección en el cual están presentes, los medios, métodos y procedimientos para evaluar. La puesta en marcha comprende la aplicación de todo lo que se ha concebido, es aquí donde se concreta todo el instrumento que se va a aplicar.
Estas tareas deben ser concebidas y desarrolladas por un colectivo integrado por aquellos sujetos que luego se beneficiaran con los resultados a través de su uso en la preparación futura del deportista. 
Siempre que se haga una selección se ha de pensar en el fin que se persigue a largo plazo y en las etapas que le restan al talento para cumplir dicho fin, en ese sentido, por el tiempo que media entre la aplicación de los instrumentos de detección y la estabilización de los resultados de importancia, se pueden distinguir 3 niveles, que a la luz del rendimiento deportivo constituyen la suma optima de picos a los que debe arribar un deportista, entre los que se encuentra el que incluye su máximo resultado.
-       Selección para el resultado a largo plazo.
-       Selección para el resultado a mediano plazo.
-       Selección para el resultado a corto plazo.
En un primer nivel se enmarca la selección para la conformación de equipos escolares, un segundo nivel responde a la agrupación de atletas como futuros integrantes o futuras reservas de los equipos nacionales para eventos de importancia y el tercer nivel es donde se realiza la selección con vistas a integrar los equipos o selecciones para confrontaciones de rango mundial.
El primer tipo de selección tiene como fin la identificación de las características individuales que facilitan la organización de grupos para su preparación, según indicadores que se asignan respondiendo al interés de los profesores, entre las que deben estar presente factores de preparación inicial, como la evaluación de la relación entre la edad biológica y edad cronológica, junto a otros indicadores sociales, que cumplen la función de aportar información sobre las condiciones generales y actuales que posee el talento para recibir determinado contenido acorde a la etapa.
En el resto de los tipos de selección se realizan evaluaciones de factores que conjugan índices sociales y motores, en estos últimos se incluyen los que valoran el estado actual y la posible dinámica de desarrollo de la condición física y técnico táctica.
Existe un incremento paulatino de los requerimientos generales de una selección a otra, mientras más avanzada es la selección, mayor es la implicación de cada uno de los aspectos que se han de controlar, por otro lado, la duración entre los procesos debe ser decreciente siempre que se cumplan con eficiencia los objetivos lógicos en la preparación del deportista.
Es por eso que, tanto el segundo como el tercer nivel de selección son portadores indirectos de información sobre la manera cómo a transcurrido la transmisión y asimilación de los contenidos que ha recibido el talento en etapas previas.
La calidad del proceso, en todo momento va ha estar determinada por la diversidad de procedimientos empleados para identificar todos los factores determinantes del rendimiento. Los procedimientos que mayor significado tienen en una predicción de rendimiento durante el proceso de selección son:
-       Los que evalúan las capacidades.
-       Los que evalúan las habilidades.
-       Los que evalúan las características psico-sociales.
La evaluación de las capacidades, se basa en el establecimiento de escalas de rendimiento, en correspondencia con los principales resultados históricos por cada división de peso o evento (según sea el deporte que se trate), elemento técnico, etc., y respondiendo además, a la categoría de edad en la que se encuentra el sujeto que se evalúa.
Desde el punto de vista de las habilidades, en el primer nivel se tienen en cuenta aquellas que pueden servir como base del aprendizaje, mientras que en el resto de los niveles se evalúa la relación entre la ejecución de los elementos técnicos en diferentes estados de aplicación, incluyendo aquellas situaciones que se corresponden con el fin táctico del deporte que se trate.
Los indicadores psico-sociales cumplen una función orientadora para la futura planificación de un plan de preparación psicológica. Para la valoración del estado en que se encuentra un sujeto comúnmente se utilizan entrevistas en profundidad, cuyo contenido se relaciona con interrogantes sobre el nivel de afinidad que tiene el atleta hacia el deporte escogido, también se utilizan pruebas especializadas, previamente validadas, requiriendo siempre, que el que las aplica cuente con las orientaciones necesarias para su evaluación y con los conocimientos mínimos para su interpretación.
En múltiples ocasiones se cree que las aptitudes motoras son factores excluyentes en el momento de la selección, esto solo ha de cumplirse en alguna medida durante el segundo y tercer nivel de selección, mientras en el primer nivel se debe atender prioritariamente la disposición del futuro practicante para satisfacer sus motivos e intereses, en este sentido, no son pocos los casos que solicitan su inclusión por primera vez en algún grupo sin poseer un soma adecuado ni resultados altos en los indicadores físicos, sin embargo, si su dinámica de asimilación del contenido es adecuada, los grandes logros se verán llegar.
La eficiencia de la selección está dada por la menor cantidad posible de deportistas que se utilizan como muestra para alcanzar el éxito deseado de un determinado grupo de entrenamiento; en el primer nivel, el número de la muestra seleccionada siempre deberá ser mayor que en el resto de los niveles y el límite máximo depende de la disponibilidad de materiales, en los dos niveles restantes.
En tanto que, el resultado competitivo puede estar dado por múltiples factores, entre los que conjugan los factores subjetivos y objetivos, no se debe tener a éste como único factor de selección, en este sentido, resulta posible poner en marcha un sistema de selección transdisciplinario, donde se evalúen capacidades, habilidades, etc. Y hacer un análisis estructurado y sistémico del comportamiento competitivo en un período prolongado de tiempo, sobre la base de datos tomados por los propios seleccionadores.
Como cualquier otro, el deporte, es un medio de la Educación Física, cuyos objetivos primarios son formativos. Existen etapas en la formación de un deportista; estas deben ser respetadas, jamás deben pasarse por alto o intentar ignorarlas y lo que es más importante aún, no debe procurarse acelerar el pasaje por la mismas, en su tiempo y forma de maduración.  Es necesario ser paciente y no pensar que el niño que hoy tenemos en nuestras manos será un buen deportista de élite gracias a nosotros. Apenas somos unos de los muchísimos factores que harán que ese niño, algún día, pueda ser un deportista de primera línea.
La formación de un deportista debe ser considerada como compleja y sistemática, no sirve de nada salir campeón a los 12 años, ni hay deportista adulto campeón en varios deportes. Considero que un deportista logra los buenos resultados de su trabajo personal a partir de los 19-20 años. Los niños no deben competir oficialmente en las edades en que no están preparados para ello y toda su actividad debe ser  enfocada en forma de juego, es decir siempre jugando.
Es necesario motivar a los niños a jugar, solamente a jugar, a todo y con todos los elementos de que disponga. De lo contrario produciremos cada vez más deportistas espectadores; la formación del deportista es muy amplia y debe ser dirigida a crear hábitos de deporte para toda la vida y no para cumplir un ciclo de alto rendimiento en determinada edad. Creo que cambiar el sistema de formación de nuestros futuros deportistas depende de nosotros y es muy importante.  
  

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